domingo, julio 03, 2005

La nostalgia, el precio del progreso


El pasado jueves 30 de Junio salio de la estación “Puerto” de Valparaíso el último tren con destino a las ciudades del interior de la Quinta Región, poniendo así término a una larga historia de casi 30 años. En Abril de esta año ya había iniciado su agonía final cuando fue suspendido el servicio entre Villa Alemana y Limache, un hecho que marcaría la cuenta regresiva final.

Los automotores AES (Automotor Eléctrico Suburbano) adquiridos a la FIAT-Concorde de Argentina a finales de la década de los 70 llegaron para reemplazar en aquel entonces a los trenes arrastrados por locomotoras lo cual significó todo una avance para esos años, reduciendo el tiempo del viaje entre Valparaíso y Santiago. Todo parecía marchar muy bien hasta que se produjo en Febrero de 1986 el choque frontal entre dos trenes en la localidad de Queronque, el más grande en la historia ferroviaria de Chile, el cual puso en evidencia la precariedad de la infraestructura ferroviaria y trajo como consecuencia posterior la suspensión del servicio Santiago – Valparaíso.

Muchos tendrán, o mejor dicho tendremos, algún grado de nostalgia ya que con estos trenes también se va parte de nuestras vidas. Durante muchos años fui un incondicional de estos viejos trenes ya que diariamente me trasladaban en un ir y venir entre Limache y la estación Barón del puerto de Valparaíso. Recuerdo que abordaba frecuentemente el tren que salía a las 7:20 hrs. y esos 7 minutos de espera antes de dar inicio al viaje eran un verdadero ritual ya que al subir estaban las caras de siempre, sentadas en los puesto habituales, el señor del asiento del frente tratando de cerrar la venta para evitar que entrara el frío viento del invierno, tampoco faltaban aquellos que trataban de aprovechar al máximo las horas de sueño adicional que regalaba el largo viaje, y finalmente aquél que llegaba justo cuando las puertas ya estaban cerrándose, para él subir sólo dependía de la voluntad del maquinista de turno. Luego, en las estaciones siguientes era todo una rutina, el maquinista marcando los boletos emitiendo ese sonido tan particular al cortar el grueso cartón donde se señalaba la estación de origen, el destino y la fecha del viaje. Cada maquinista tenía su propia forma de solicitar los boletos: “pasajeeeees”, “boleto”,”buenos días, los pasajes”, “tic tic tic” (con el corta boletos), etc. y ninguno respetaba el reponedor sueño de un trasnoche o de un insomnio.

El regreso no era muy distinto, pasada la estación de Villa Alemana eran pocos lo que quedaban abordo, muchos de los cuales dormían al vaivén del tren luego de la agotadora jornada. El tramo entre Peña Blanca y Limache era el más largo en distancia y quizás el más corto en tiempo ya que el conductor daba riendas sueltas a su instinto de piloto logrando obtener de la máquina el máximo de velocidad. Al pasar por Queronque unos tocaban el pito, otros disminuían la velocidad, pero casi ninguno era indiferente al transitar por el sitio de la desgracia. Finalmente, cuando faltaba muy poco para llegar a la estación de Limache sonaba el pito fuerte y largo avisando la llegada, los pasajeros comenzaban a despertarse, pararse y ubicarse lo ante posible junto a las puertas de salidas para descender rápidamente. La salida de la estación era una estampida.

Seguramente en un futuro se narrarán sabrosas anécdotas ocurridas a bordo de un tren, y uno que otro infortunio. Contarán del perro vagabundo que subió en alguna estación el cual trajo más de un mal rato al maquinista, o de aquella vez que el tren quedó detenido en algún sector donde la única alternativa era la paciencia. Así se irá enriqueciendo la historia, y tal vez surja uno que otro mito urbano, sobre este transporte que ya es pasado para la región de Valparaíso.

Ahora sólo queda esperar el ‘nuevo metro’, aquél que nos regalará más horas de vida familiar, mayor comodidad y mejor seguridad. La nostalgia será una vez más el precio que se debe pagar por el progreso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

genial el relato, coincide al 100% con los momentos que vivi tambien viajando en estos trenes desde la estacion el sol a la estacion baron de valpo

saludos!