A partir del año 2002, en el marco de la apertura del borde costero a la ciudadanía, el mulle pasó a ser un paseo ciudadano y día a día es visitado por muchas personas, las cuales seguramente al igual que yo desean escapar por un momento del agotador trabajo haciendo una pausa en su rutina, y para ello nada mejor que contemplando en una panorámica la bahía y cerros de Valparaíso.
Es increíble como a unos pasos del fastidioso tráfico y del ruido de la ciudad es posible encontrar un refugio para relajarse y descansar, aunque sea por unos breves minutos. Agradecía el poder estar ahí en ese momento, contemplando el calmado mar, divisando a la distancia los barcos, algunos de los cuales casi eran tragados por el horizonte, las casas multicolores en los cerros las cuales gracias a un catalejo eran traídas de golpe frente a nuestras narices.
Por unos instantes pude percibir en carne propia una parte ínfima de esa inspiración que los artistas extraen de Valparaíso, la cual debo reconocer no me servirá para crear alguna obra maestra, sino que simplemente para recargar algo de energía.
1 comentario:
Qué cierto es eso de que hay lugares que nos llaman al descanso y al relajo, pero que estando a un lado de nosotros, los pasamos por alto. Gracias por recordarnos que a menudo el disponer de un poco de tranquilidad está más cerca de lo que creemos.
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